Notaría de San Agustín de Guadalix

Profesionalidad y rapidez.

Enrique Palacin

«Como titular de la notaría, contesto de esta forma la crítica de Miguel Berbel y su pareja conocida por Erika, quienes ofrecen dos puntos de vista comunes sobre los mismos hechos. Pues bien, este señor solicitó, tal y como dice, el día 8 de septiembre de este año, una copia autorizada de una escritura a través de mi notaría, a otra notaría de Madrid. El mismo día se tramitó la solicitud, y como a día 21 del mes la notaría destinataria que debía expedir la copia no la había remitido, el señor se presentó en aquel despacho notarial y le entregaron una copia simple sin cobrarle honorarios. Dos días después se personó en mi notaría y se le devolvió la provisión de 150 euros que había dejado, no para mí, sino para pagar la factura de honorarios del notario de Madrid que me debía repercutir a través de nuestro sistema informático corporativo. Como reacción sin sentido, el señor Berbel y su pareja publican sus críticas desmesuradas. El art. 20 de nuestra Carta Magna reconoce como derecho fundamental el de la libertad de expresión; ahora bien, ha reconocido el Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia, que ese derecho no es absoluto, sino que tiene limites, que son el derecho al honor y el no faltar a la verdad. El señor Berbel y su conviviente pueden exponer su visión de los hechos, siempre que no mientan ni atenten al honor de terceros, y por tanto no pueden aquellos hablar de engaño cuando ello es completamente falso. Les pueden parecer bien educadas o mal educadas mis trabajadoras, guapas o feas, limpias o sucias, lentas o rápidas, pueden sentirse molestos o cómodos, mal o bien atendidos, queridos o despreciados, y por supuesto tienen derecho a expresarlo, pero jamás pueden afirmar en una red pública que les han engañado cuando no es verdad, lo cual constituye todo un libelo. La Stoa, o sea, el estoicismo greco-romano, era proclive a hacer clasificaciones desde una perspectiva lógica. Una de ellas es la categoría de «los actos que no están en mi poder», y obvio es que la expedición de una copia por otro notario no depende de mí sino de él. Esto, tan fácil de comprender, no lo entiende el señor Berbel. Otra categoría es la de los «phauli», en oposición a los sabios y proficientes, en la cual se encontraría el señor Berbel, al no comprender la categoría lógica de «las cosas que no están en mi poder». No obstante según el estoicismo, el phaulus puede aspirar a sapiens por el camino de la Stoa, haciéndose proficiente. Pero ese camino parte de la ignorancia socrática, el reconocimiento de la propia ignorancia, el «solo se que no se nada» de Sócrates, o del «ni siquiera se que solo se que no se nada» del escéptico Arcesilao de Pitane, si bien parafraseando a Ortega, nunca el punto de iniciación es el de la actitud orgullosa del «hombre-masa rebelde», que sintiéndose vulgar reclama el derecho a la vulgaridad.»

Germán León

«Excelente trato me resolvieron todo lo de mi padre, y me ayudaron en todo, para mí de 10»

argimiro fernandez